Hice 100 dietas y esta fue la que me funcionó
¿Por qué era insegura con mi cuerpo?
Toda mi vida he lidiado con el sobrepeso, a un grado en el que de niña yo sabía que tenía que adelgazar, estoy hablando de cuando tenía 11 años y ya pensaba en formas para bajar de peso. Una niñez que aunque fue muy buena también un poco mala por todas las bromas que recibía, que no había ropa de mi talla y personas diciendo que “ya te ves más rellenita”.
Cuando comencé a ir a la universidad todo se detonó, mi salud mental estaba por los suelos, no comía nada que me nutriera y salía de fiesta muy seguido. Todo eso pasó en el transcurso de dos años. Para el tercero yo ya estaba harta de no sentirme segura y no tener energía. Más que una inseguridad sobre la forma de mi cuerpo era no sentirme cómoda, además mi sueño era tener músculo desde siempre.
Para este tiempo yo ya había probado todas las dietas típicas que me encontraba en internet, como la dieta de la papaya, de la manzana, militar, de la fibra, etc. Un número innombrable porque no recuerdo de tantas que hice. Claramente, ninguna de esas funcionó, fue horrible porque nos creemos el cuento de las dietas milagro y al final claramente no sirven. Seguí buscando nuevas dietas para probar, todas muy restrictivas pero que no son nada buenas a largo plazo o no son sostenibles. Además, le haces un daño terrible a tu cuerpo.
Lo que yo no sabía era que para estar bien por fuera tienes que estar bien por dentro. Así de simple. Comencé a hacer ejercicio y lo combinaba con dietas como la keto que fue muy popular, no me sirvió y físicamente me sentía muy mal.
Si has probado dietas estrictas, sabrás que te sientes sin energía, con hambre todo el tiempo, te duele la cabeza y estás muy irritable. Es normal en este tipo de alimentación porque no obtienes los nutrientes necesarios para que tu cuerpo funcione de la mejor forma.
La dieta que sí me funcionó
De repente, con una “dieta” comencé a ver cambios significativos, me comencé a sentir con mucha energía y después comencé a hacer ejercicio. Mi humor estaba mucho mejor y ya no me enojaba por cualquier cosa. Era algo que nunca me había pasado con dietas y estaba bastante sorprendida.
La dieta es “comer balanceado”, yo comía de todo moderado, intentando que todo lo que comiera tuviera un efecto positivo en mi cuerpo que era nutrirlo. Así de fácil, yo no lo podía creer, porque siempre había escuchado que para bajar de peso se comía menos, sufría mucho y era algo tan sencillo como comenzar a comer mejor, no menos.
Esto combinado con ejercicios aeróbicos y de fuerza con pesas fue lo que me cambió la vida. Es la única “dieta” que me ha funcionado y que va a funcionar a largo plazo. Lo que llega rápido, rápido se va. Si una dieta estricta te funcionó pero no es sostenible a largo plazo, entonces volverás al punto de inicio o el famoso “rebote”.
Mi nuevo estilo de vida
Cuando cambias a un estilo de alimentación balanceado es un proceso diferente para cada quien, puedes avanzar más rápido o más lento que otrxs pero es un progreso seguro, así que no tienes nada de que preocuparte más que ser constante y paciente.
Desde mi experiencia recomiendo acudir con un nutriologx o algún profesional de la salud porque con la salud no se juega y es bueno darle la importancia que necesita la nutrición.
También tenemos que hacer una introspección del por qué queremos “bajar de peso” o hacer “equis” dieta. Normalmente, es por una inseguridad que nos han creado o salud. En ambas deberíamos de comenzar a alimentarnos de forma saludable, es realmente la única manera a menos que tengas algún padecimiento.
Han pasado dos años desde que comencé este camino y no me arrepiento de nada, siento que fue una de las mejores decisiones que he tomado hasta el día de hoy. Porque más que un cambio físico fue un cambio de salud y mentalidad. Mi relación con el volumen de comida se transformó por completo.
Todo esto lo convertí en un estilo de vida porque así debe de ser, algo constante para toda la vida. Porque no es solo por “bajar de peso”
Nunca me había sentido tan feliz y con tanta energía. Espero que tú también lo tengas.
Por Rebeca